El 22 de diciembre de 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU), declaró el 22 de marzo de cada año como el Día Mundial del Agua. En ese momento se invitó a los diferentes países a consagrar ese día, dentro del marco de un contexto nacional.
Además, se pidió la celebración de diferentes actividades, como puede ser el fomento de la conciencia pública. Desde entonces, se hace a través de:
Cada gota cuenta, y hoy en día, es más necesaria que nunca. El agua es un elemento esencial para la vida y para el desarrollo sostenible.
Los recursos hídricos, y la gama de servicios que prestan, juegan un papel en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad.
Cuando se habla de 'agua potable', nos referimos al 'servicio de abastecimiento de agua potable gestionando de manera segura', es decir, agua a la que se puede acceder en las viviendas, cuando se necesita y que no está contaminada.
El hecho de abrir la llave y que salga agua, es algo tan común y básico para muchos, pero para otros más es un privilegio.
Aunque Naciones Unidas reconoció que el derecho al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos, no todo el mundo tiene agua.
Algunas personas resultan desfavorecidas en lo que respeta al acceso al agua por 'motivos de discriminación', como el sexo y el género, la raza, la etnia, religión, nacionalidad, discapacidad y condiciones económicas y social.
Otros factores que muchos no tengan acceso al agua es la degradación del medio ambiente, el cambio climático, el crecimiento demográfico, los conflictos, los flujos de migración y desplazamientos forzosos, destaca la ONU.
En este día se llama a crear conciencia de que debemos cuidar el vital líquido y repartir, porque el agua es de todos.